Hoy estoy triste, un niño que
conocía de 23 años ha sido asesinado, me quedo sin argumentos, me quedo sin
palabras, busco explicaciones que no encuentro.

Mi corta percepción de la vida
tira por tierra mis teorías de pensamientos positivos, de evolución de paz y de
amor. Me uno al sufrimiento no solamente de esta madre, hoy lloro por todas las
madres del mundo que pierden a sus hijos, hoy lloro por mí, por mis desaciertos
y por mis errores que me han llevado a equivocarme tantas veces. Quiero llorar
y lloro, no voy a reprimir mis sentimientos y mis emociones, me da igual que
los demás digan que lloro por las esquinas, porque hoy he aprendido a llorar,
sin más, por mi sufrimiento y por el sufrimiento de todos. Hoy ya no quiero
reprimirme. Y reconozco que no todo es perfecto.
Bendigo a mis hijos. Tengo miedo
cuando pasan estas cosas. Veo a mí alrededor y veo miedo, hoy veo las noticias
y tengo miedo, veo mis errores y siento miedo de mis propios pensamientos.
¡Pero ya…ya me desahogue! ¡No puedo hacer nada! o quizás si… me levanto. Aun con el cuerpo adolorido,
sano mis heridas, pero estoy contenta de
haber sido persona, de haber llorado, de haberme sentido triste. Porque hoy sé
que no es tan malo, no ser tan fuerte.
Hoy me levanto. Sonrío, bendigo a mis hijos con amor. Confío en lo que he
hecho, confío en que mis errores me enseñaran a avanzar y aprender a no
repetirlos. Hoy veo las noticias para mantenerme informada, no impregnada, y si tengo que
unirme al dolor, también puedo unirme al amor, a la infinidad de cosas hermosas
que nos rodean en el mundo.
Envío luz a todas las madres que
pierden un hijo, envío luz a esos hijos que se van para que encuentren el
camino a la paz. Envío bendiciones a todos los hijos del mundo. A todas las madres
del mundo, a todos los padres del mundo. Me doy cuenta que no todos somos
padres, pero todos somos hijos.
Hoy, aunque no logre entender
muchas cosas, lo único que puedo hacer enviar luz, amor y tranquilidad.
Hoy, aun triste, sé que vienen mejores tiempos y
que todo esto solo es una tormenta que pasara y nos mostrara un cielo hermoso
en cuanto las nubes oscuras desaparezcan.
Hoy solo espero que nosotros
padres, sepamos brindarles a nuestros
hijos amor y fortaleza para poder ir por mundo, caminado sin temor a nada. Que
no nos perdamos en los problemas cotidianos.
Ahora entiendo que la alegría no
es permanente, pero el dolor tampoco lo
es. Que podemos elegir y elijo que pase lo que pase, aunque no lo entienda,
viviré en armonía conmigo misma y con mis emociones, con mis virtudes y mis
defectos. Con mi luz y con mi sombra.
Hoy no dejo que las sombras del
mundo me envuelvan, pero giro la cabeza ante el dolor, el hambre y el
sufrimiento del mundo.
Hoy sé, que si puedo hacer algo lo
haré. Porque como dijo Confucio: “Si
sabes lo que tienes que hacer y no lo haces, entonces... estas peor que antes”
Cj
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