Nuestro vaso...siempre medio lleno

Hay momentos en que las cosas no van como queremos, enfermedades, economía, amigos, pareja, cualquier problema puede llevarse toda nuestra energía. Pero ¿cómo lo cambiamos? ¿Cómo hacemos para no sentirnos mal?

Quizás algunas personas digan que es de tontos aquella frase de “¿ves el vaso medio lleno o medio vacío?” o “si te comparas con alguien que tienes menos que tú, te sientes mejor”. No se trata de ver el vaso medio lleno siempre, las 24 horas del día, ni de establecer comparaciones, al fin y al cabo siempre habrá quien tiene más que tú y quien tiene menos que tú.

Pero si, saber que, si mi vaso hoy lo veo medio vacío, lo que sí puedo cambiar es la sensación de verlo medio lleno ¿para que esa tontería? porque “en la medida que cambias la percepción de las cosas que ves, las cosas que ves cambian” (Dr. W. Dyer) digamos que nos permite ver con más claridad, cuando conseguimos tranquilizar la mente.

El hemisferio izquierdo de nuestro cerebro controla la lógica, los números, está programado para mantenernos alerta, para organizar nuestras vidas, para avisarnos de los peligros, según las creencias que tengamos incrustadas (muchas de ellas limitadoras) por ello si le explicamos a nuestra mente (a nosotros mismos) las consecuencias de un problema determinado y las posibles soluciones, ya no nos atormentara tanto el conflicto donde estemos metidos.

Por ejemplo: acabamos de llegar a una ciudad nueva, no encontramos colegio para los niños, ya se acercan las clases y estamos al borde del desespero, quizás el colegio que nos convenga le hemos pasado dos veces por el lado, pero no lo hemos visto porque estamos cegados por la preocupación.

Llegamos a un pacto con nuestra mente,  aunque inicialmente estemos angustiados, lo que vamos a conseguir es organizar nuestras posibilidades.  Escribimos en un papel (escribir es una manera de tomar perspectiva al momento de tener un problema determinado) que posibilidades tenemos, sería una especie de dialogo entre tu mente y tú,  más o menos así:

Tú:         ¿qué es lo peor que puede pasarnos si no encontramos colegio? que pierdan el curso.

Mente: pero claro, si pierden el curso ¿qué hacen en todo el año?

Tú:         cursos de matemáticas, música, lenguaje y así entran mejor preparados en el próximo año, además están pequeños y tienen una vida por delante (asegurar que esta respuesta tenga todos los matices positivos que puedas encontrar)

Mente: ¿de dónde vas a sacar el dinero?

Tú:         el tío Pedro me lo deja seguro o el préstamo que tengo pendiente etc (asegurarse de buscar nombrar un tío cualquier persona cercana, que tenga dinero, o todas las alternativas posibles)

Mente: es una posibilidad, ok, captado.

Estamos tranquilizando el hemisferio izquierdo. Es posible que este dialogo sea más largo, y que incluso te parezca absurdo, pero, hay que conseguir agotar las opciones negativas de la mente, con todas las posibilidades que podamos. Si no las conseguimos,  imaginación y visualización para crearlas, es gratis y no tenemos nada que perder.

No se trata que vayamos a dejar a los niños sin curso, no se trata que tiremos la toalla, ni de que vayamos a pedir dinero prestado, son respuestas maquilladas, lo que  se trata es de tranquilizar nuestro sistema de pensamientos, para que podamos ver con claridad. Cuando logramos ver lo peor que puede tener una situación, podemos mirar con perspectiva la misma, salirnos de ella para poder solucionar y encontrar las posibilidades reales con las cuales contamos.

No nos castiguemos, estemos donde estemos, y suceda lo que suceda, hagamos lo que hagamos, no iba a ser de otra manera, si hubiésemos podido hacerlo mejor, lo habríamos hecho, si hubiésemos tenido en ese momento, habríamos pagado esa deuda que tanto nos angustia, lleguemos a un pacto nosotros mismos antes de llegar a un pacto con los demás. Si nos equivocamos, corregimos, equivocarse no tiene nada de malo, de hecho es la manera más rápida de aprender.

La diferencia de quienes vemos el vaso medio lleno, es que sabemos que se puede hacer mejor y lo intentamos, nos hacemos responsables de nuestras actitudes y nuestras emociones, sabemos que podemos cambiar las perspectivas de las cosas y conseguir lo que queremos.

Para llevar a cabo los cambios, necesitamos comenzar.  Ver el vaso medio lleno es querernos a nosotros mismos, no hacernos daño con infinidad de pensamientos negativos, corremos el riesgo de no vivir, no disfrutar de lo que si tenemos.

No se trata de no tener miedo, se trata de mirar el miedo a los ojos y decirle "yo tengo el control".

Todo tiene solución en un momento determinado,  hagamos siempre la pregunta  ¿qué me enseña esta situación? y aprendamos,  para que no se vuelva a repetir, pero sin agobios, disfrutando de lo único que realmente tenemos y que nos corresponde…nuestra propia vida.

© Cj

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