EL PUNTO CIEGO... Daniel Goleman

El psicoanalista Robert Lifton definió el Coping como una serie de operaciones capaces de aliviar la activación del estrés, modificando nuestra propia reacción en lugar de cambiar el evento estresante.

Una de las frases más utilizadas en las reuniones de Alcoholicos anónimos se refiere a las dos principales modalidades de coping: “Concédeme Señor, la serenidad para aceptar las cosas que no puedo cambiar, el coraje para cambiar las cosas que puedo y la sabiduría para poder diferenciarlas”

En este sentido se puede  llevar a cabo una acción para tratar de eliminar la amenaza (por ejemplo llamar al agente de seguros, acudir a urgencias, o pagar la deuda)  una estrategia que Lazarus denomina coping “instrumental” o bien, la persona puede tratar de tranquilizarse a si misma. Es el llamado coping “centrado en la emoción”

Cuando consideramos que una situación conlleva una amenaza, se dispara una respuesta de estrés que nos deja a merced de las hormonas cerebrales y de las preocupaciones ligadas a la percepción de peligro. Es lo que denominamos ansiedad. 

Una amenaza puede desencadenar una amplia gama de respuestas emocionales- desde enfado hasta la depresión- pero la ansiedad es la más frecuente de todas ellas. El objetivo del coping emocional es calmar la inquietud, porque en el caso que se mantenga se ocasionaría un desastre en nuestras forma de actuar.

Para  mitigar la ansiedad, Lazarus, dice que se  incluye el abuso de la bebida y las drogas, una clase de respuesta paliativa que reduce la ansiedad sin cambiar un ápice la situación original. 

En su opinión esta estrategia es completamente normal, porque existen muchas causas de estrés en la vida frente a las que poco o nada podemos hacer. Lo mejor en tales casos sería tratar de cuidar los propios sentimientos… las personas sanas recurren de continuo a paliativos – como  tomar una copa o un tranquilizante, por ejemplo- sin que ello termine necesariamente abogando a una enfermedad.  La negación, la racionalización, y la evitación de los pensamientos negativos son también  respuestas paliativas, que, cuando  interfieren con la actividad adaptativa resultan sumamente provechosa. 


Las respuestas paliativas son intrínsecamente gratificantes por el mero hecho de ser capaces de relajar la tensión.  

Pero lo que resulta satisfactorio se convierte fácilmente en hábito. Existe una clara evidencia que los paliativos a los que solemos recurrir- ya se trate de un Valium o un Jacks Daniels  por ejemplo- dan lugar fácilmente a conductas adictivas. 

Y lo mismo ocurre, en mi opinión, con las estrategias mentales a las que solemos recurrir para afrontar la ansiedad.

Hablando en términos generales, los paliativos  caen dentro de lo que Freud denominaba “mecanismos de defensa” y su poder reside en su capacidad para mitigar la ansiedad. 

Los paliativos son la norma y todas las personas saludables recurren, en mayor o menor medida, a ellos. Pero los paliativos mentales no nos impiden ver las cosas tal como son. 

Por ello cuando la ansiedad asedia la mente, aun cuando se halle encubierta por una sofisticada maniobra mental, tiene lugar una distorsión de nuestra atención. La negación pues, impide el ejercicio pleno y decidido de la atención.



Daniel Goleman (autor de Inteligencia Emocional)
EL PUNTO CIEGO (psicología del autoengaño)

En conclusión tratar de entender porque nos estresamos y tranquilizarnos para poder encontrar desde la perspectiva las diferentes alternativas que podamos tener a la mano. Siempre hay salida. 

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