Cerrar un capitulo en nuestra vida, cerrar por completo un
circulo, una etapa ya acabada, no es fácil.
Nos vemos atados por un hilo muy fino que sigue uniéndonos a otra
persona, a una situación que sabemos que nos provoca incomodidad, y a veces
hasta nos hace daño.
Decimos “se acabó” “ya no más” y creemos que con ello basta,
incluso estableciendo una distancia física, nuestra mente nos llevará a vivir
atados a situaciones ya vividas. Somos capaces de revivir momentos con nuestra mente, muchas veces al día. Nos
agotamos, volvemos a decir “basta”, pero los seres humanos somos un poco
masoquistas, o quizás dependientes del pasado.
En una relación de pareja, por ejemplo, darla por terminada, significaría en teoría
que cada uno sigue su camino, y pueden rehacer su vida. Pero nuestro desapego
no es tan efectivo, nos inventamos excusas para acercarnos, y sin pensarlo
mucho, volvemos a estar ahí viviendo, repitiendo la misma experiencia, sin
lógica, perdiendo la coherencia entre lo que sentimos, lo que pensamos y lo que
decimos. Nos hacemos daño, sabemos que ya no hay mucho más que dar, ni que
recibir, pero lo hacemos como una especie de entretenimiento.
Comienza nuestro vía crucis mental… ¿es esto lo que quiero?
¿No será que no me atrevo a quedarme solo(a)? ¿Pero que pasa conmigo, es que no
tengo autoestima? ¿Y si no me va bien? Mejor me quedo con él o ella, total me
conoce, “más vale malo conocido, que bueno por conocer”.
El conflicto te lleva a reprocharte, que nos has tenido el
valor para resolver… Así con cualquier situación.
Pero, es que cerrar un círculo no es fácil, es una zona
reconocida, actuamos de las emociones, y el pasado. Esto no es malo ni es
bueno. Hago un paréntesis, porque esta frase ocasiona en algunas personas
cierto malestar. Cuando digo que no es bueno, ni es malo, me refiero a que es
la situación que estás viviendo en este momento. Que ha sido tu decisión, y por
lo tanto no puede ser malo para ti, solo es una decisión. Ahora bien, la
pregunta que debemos hacernos, es si nos apetece realmente, con toda la
honestidad que podamos brindarnos a nosotros mismos, si nos apetece vivir esa
experiencia.
Cuando te haces esta pregunta, sin buscar hacia afuera, olvidando
de preguntarle a los amigos, familia, ni terceros. Te la haces tú, frente al
espejo, a solas, desnudo, desnuda, sin interferencias, mirándote a los ojos,
mirando tu cuerpo… ¿Es lo que deseas? ¿Vivir esta experiencia? ¿Es una
decisión?
Las respuestas pueden ser sí o no.
Un: Quizás. Es que a veces me hace sentir. Me divierto
pero... No lo tengo claro… Estas frases, lo único que te indican, es que no
deseas responderte.
Si no deseas terminar, cerrar ese círculo en este momento,
asúmelo también, ahí frente al espejo, di a ti mismo, deseo vivir un poco más
esta experiencia, me da igual lo que ocurra, quiero seguir un poco más.
Lo que estás haciendo, es ser honesto contigo mismo, pero
habrás tomado una decisión. Es tú decisión y de nadie más. Al desnudo, desnudando
no solo tu cuerpo sino tu alma, dejando que tu Ser se exprese.
Para esto se necesita valor, porque muchas veces no deseamos
escuchar las respuestas ni tomar decisiones. A veces solo preferimos dejarnos
arrastrar por las situaciones, por las emociones. Pero sigue siendo tu
decisión.
Cerrar un círculo o una etapa en tu vida no es fácil. Pero
tendrás que decidir si permaneces en ella o sales desde la totalidad de tu
conciencia. Aunque lo ideal es vivir desde el Ser, somos seres espirituales
viviendo una experiencia humana.
Somos perfectamente imperfectos.
Feliz tránsito de vida.
Clairet Reyes
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